Dícese de aquel que está pactado sin concurso de la libertad de los contrayentes...
En países como India, China, Japón, algunas
partes de África
y el mundo árabe
los matrimonios arreglados son muy comunes. Estas uniones sirven para preservar
o limitar el acceso a un cierto orden económico y social a través de pactos
entre familias y no mediante el compromiso de los cónyuges con el otro. La
pareja "arreglada" no espera empezar su matrimonio por amor, sino que acepta conformarse
con normas impuestas por su entorno social dentro de la unión a medida que esta
progresa. El "amor de compañía" (el que se tiene por
una persona con la que se comparte mucho tiempo) puede surgir a lo largo de la
unión, pero carece del componente emocional de un "amor romántico".
Existen
numerosos casos de matrimonios arreglados, llegando a su cúspide en el siglo
XVII y XVIII, cuando en Europa, las familias aristócratas y nobles concertaban
matrimonios para sus hijos con el fin de acrecentar la fortuna y crear lazos de
poder por medio de tales "empresas".
En general, tras
este tipo de matrimonio, salían a la luz numerosos escándalos de amantes que
concretaban o suplantaban en el plano amoroso a la esposa real; un ejemplo no
tan antiguo es el matrimonio de Napoleón I con María Luisa, archiduquesa
austriaca con el fin de firmar un tratado de paz por medio del matrimonio.
Otros de los
ejemplos de matrimonios arreglados que se me vienen en mente es de la Reina
Victoria y el príncipe Alberto de
Sajonia, el hombre que había sido designado como su futuro marido, Victoria se
enamoró a primera vista de este hombre y el hecho de que el matrimonio hubiera
sido "arreglado" no impidió que la pareja realmente se
amara.
La
familia real. El matrimonio tendría prolífica
descendencia: Victoria dio luz a nueve hijos, cuatro varones y cinco mujeres.
Gracias a la política de enlaces matrimoniales que llevó a cabo junto con su
esposo el príncipe Alberto, Victoria, ya anciana, era llamada «la abuela de
Europa»: sus descendientes reinaban y reinarían en muchos países del
continente. Los matrimonios concertados, en efecto, habían permitido a la
familia real británica establecer vínculos de parentesco con casi todas las
monarquías importantes de Europa.
Se
dice que en la India es "El país donde enamorarse es una declaración
de guerra".
Los matrimonios
arreglados,
me refiero a la costumbre milenaria la cual es la modalidad normal en muchos
países todavía el día de hoy y en la que los padres de los contrayentes escogen
con quien se casará su hijo/hija. India, Pakistán, Bangladesh y Sri Lanka
realizan todavía hoy casi en su totalidad matrimonios arreglados… y es de
pensarlo, si consideras que la población conjunta de ellos es casi 1,500
millones de habitantes superior a la de todas las Américas en conjunto y que
estos no son los únicos países que mantienen esa práctica… (no hay cifras para
China).
¿Qué tienen que
decir los hijos en la decisión?
La mayor parte de veces sólo dicen: sí, sí quiero.
Y luego se casan… y viven felices para siempre.
El porcentaje de
divorcios de los matrimonios arreglados es 7%, otras fuentes lo sitúan entre el
2 y el 4%.
Como contraste, los matrimonios occidentales (en el que cada uno escoge a su
pareja)… se divorcian más, hasta 55% de las uniones formales terminan en
divorcio en algunos países «desarrollados».
Los matrimonios
"arreglados" tienen una tasa de divorcio de 4 por ciento,
mientras los matrimonios "por amor" o donde tú escoges
tu pareja, tienen una tasa de divorcios de 50 por ciento en los Estados Unidos
y Canadá. A nivel global, la tasa de divorcios de matrimonios arreglados es del
6 por ciento y en la India es de 1.1 por ciento, de acuerdo con los informes de
Unicef de este año. El 55 por ciento de los matrimonios en el mundo son arreglados.
Wow!!
Las estadísticas
cubren no solamente costumbres y religiones de todos los países, sino la
realeza y la aristocracia. Son cifras muy reales, aún contando con que en
ciertos países, culturas y religiones es muy difícil divorciarse. Para mi
sorpresa, matrimonio arreglado no siempre es sinónimo de matrimonio forzado.
Los arreglos matrimoniales son forzados en algunos países como Afganistán, pero
en la mayoría de los países, culturas y creencias religiosas, la futura pareja
participa en la decisión final, es el caso como en el país "Armenia"
donde los hijos crecen en ese sistema, lo conocen, lo respetan y lo esperan.
En general, el
arreglo matrimonial ocurre de la siguiente manera, los padres de las
personas que están en edad de casarse, considerando que han vivido más y tienen
más experiencia, escogen la pareja de su hijo o hija... los presentan,
conversan y los reúnen en varias ocasiones. Usualmente no están solos, no
pueden cohabitar ni hacer citas, y el noviazgo no es largo. Si se gustan y dan
su consentimiento, se casan. Estos son matrimonios arreglados (no forzados)
porque se tiene en cuenta el consentimiento de la pareja. En la selección de
parejas, dependiendo de las creencias, a veces interviene un sabio, un rabino,
en lugar o además de los padres. Hay una preconcepción falsa de que para las
hijas se escogen hombres mucho mayores que ellas. La edad promedio que le lleva
un hombre a una mujer en un matrimonio arreglado es de 4.5 años.
En cuanto a la
"dote"
En la cultura islámica la dote es un regalo que el hombre le da a su
mujer con motivo del casamiento, y se constituye en su propiedad.
La dote al estilo romano, de dación de la mujer al marido fue una obligación
legal en la India hasta el año 1961, en que se declaró su ilegalidad, aunque
sigue aún vigente por la fuerza de la costumbre.
Volviendo
al tema se preguntarán y... ¿Dónde están el amor y la pasión?
En los
matrimonios arreglados donde se respeta el consentimiento, se espera que si la
pareja se gusta entre sí, el amor y la pasión se desarrollan con el tiempo y la
convivencia.
Se supone que
unas de las desventajas son:
·
Los
mismos suegros que escogen la pareja tienden a inmiscuirse en las vidas de
ellos.
·
En
términos románticos, tú no escoges de entre muchos al que crees que es el amor
de tu vida.
Ahora seamos
prácticas. En los matrimonios no arreglados, los suegros y el
resto de la familia y los amigos se inmiscuyen de todas maneras. Las finanzas
son la primera causa de discusiones matrimoniales. La desigualdad educativa es
un problema de convivencia. No siempre usamos el mejor criterio para escoger la
pareja.
En mi opinión, es
muy difícil emitir un juicio sobre los matrimonios arreglados.
En la India ejemplo muy común de el porqué aun, a veces, se ejerce este tipo de
matrimonios.
Como están divididos en castas eso les permiten tener más afinidades entre las
personas, de todas maneras no es tan cerrado, pues si bien tanto en la India
como en Armenia los padres transan un previo encuentro, los jóvenes una vez que
se conocen pueden decidir si les gusta o no el estar juntos.
Esta manera de ser oriental ha logrado en ellos espléndidos resultados, tanto
que da gusto ver a las familias pasear con sus rostros distendidos y muy
felices.
Los matrimonios arreglados no son exitosos
porque las parejas se amen, son exitosos porque cumplen su objetivo: tener
hijos, unir grupos de familias, seguir con sus mismas tradiciones, cultura,
etc...
En nuestra cultura occidental contemporánea, los matrimonios se llevan a cabo
por amor manifestado sentimental y sexualmente. En la cultura occidental
antigua, y en otras culturas actuales, los matrimonios no se forman ni se
sustentan en el amor, sino que se sustentan en otros motivos <<como los
mencionados antes>>, los cuales son estables y permiten dar estabilidad a
la familia, a diferencia del amor <<en su forma sentimental y
sexual>> que es inestable y puede acabarse, haciendo lógico que las
parejas que se casaron sólo por ese motivo, sin un proyecto de familia u otros
elementos mucho más sólidos en los cuales basar su relación, tengan menos "éxito"
según la prolongación temporal del vínculo.
El llegar a esta
conclusión no significa que esté de acuerdo con un "matrimonio
arreglado", tengo el ejemplo vivido con mi esposo que muchos como
él desafiaron las reglas a seguir casándose con personas de otra raza y dejar
aún lado su obligación de continuar con sus costumbres y cultura, etc.